Puñetazo.
A menudo, los recuerdos nos duelen más que los golpes tangibles...
Puñetazo.
A veces me vienes a la
cabeza,
como un puñetazo,
pum, así, de pronto.
Llegas, me desconciertas,
y desapareces.
Y ahí me quedo yo,
castigando mi corazón por
no haberte borrado.
Y ahí me quedo yo, una vez
más,
dando vueltas a una
historia zanjada,
a una historia sobre la
que ya no debería escribirse poesía.
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