Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2018

Lo Efímero

Lo efímero es mi sueño, mi libro, mis versos, mis poemas, mi corazón con tapa blanda y cubierta de color rosa, como no podía ser de otra forma. A partir de hoy Lo efímero ya está disponible en La Casa del Libro, tanto en la web, como en librerías (y si no está en librerías, podéis pedirlo y os lo traen!). También está en El Corte Inglés. (¿Creéis que puedo morir en paz? Yo sí!!!!) Dejo por aquí los enlaces, por a alguien le apetece seguir leyéndome: https://www.casadellibro.com/libro-lo-efimero/9788417286873/6324241 https://www.elcorteingles.es/bio/paula-diaz/libros/ También está disponible en: http://www.esebook.com/…/vivelibro/product/475039/lo-efimero https://www.amazon.es/Lo-ef%C3%ADmero-Paula-D%C3%ADaz/dp/841728687X/ref=sr_1_4?s=books&ie=UTF8&qid=1519376959&sr=1-4&keywords=lo+efimero https://www.agapea.com/libros/Lo-efimero-9788417286873-i.htm https://www.ldlibros.com/catalogo-libros-ldelibros/3422/Poesia-lo-efimero-Paula-Diaz-vivelibro ¡

De disfraces y poemas.

Ayer me disfracé de una persona que ya no piensa en ti. Juro que fue el mejor día desde que te marchaste. Salí a la calle sin dedicar ni un segundo a echar de menos tu mano anudada a la mía al caminar. Respiré profundo, sin caer en la cuenta de que el aire que respiramos es el mismo, estés donde estés, estés con quién estés. Sonreí sin esfuerzo, disfrutando de todo aquello de mí que ahora desconoces. Pero, no podemos portar un disfraz eternamente. Me lo quité y empecé a escribir. Desde entonces, no he podido detener mis dedos. Escribiendo siento que, por fin, he dejado de sufrir por ti: la tinta va dejando el dolor grabado en todos los poemas que te dedico.   Hoy he cosido la herida que dejaste abierta con puntos de sutura que escriben la palabra poesía.

Nadie me ha hecho más daño que tú.

Nadie me ha hecho más daño que tú. Tú, saliendo por la puerta de nuestra casa para no volver a entrar nunca más. Tú, dejándome sola, helada, envuelta en una manta con tu olor. Tú, ignorando las miles de lágrimas que intentaban borrar tu nombre de todos mis poemas. Tú, poniéndome dinamita en el corazón y haciéndolo saltar todo por los aires. Tú, besando a otra mujer con la boca aún llena de mí. Tú, convirtiéndome en una persona desconfiada, fría. Ahora camino de puntillas porque no me atrevo a pisar fuerte, me tambaleo. Tú, que sigues sin preguntarte si te he echado de menos o si ya he reparado el corazón que me devolviste hecho pedazos. Nadie me ha hecho más daño que tú. Y, aun así, cuando me abandona la inspiración pienso en ti, y en la tonelada de besos que mis labios siguen guardando para los tuyos, en la forma tan opuesta que tuviste de llegar y de irte, en que eras la luz de mi salida de emergencia y que todavía no he conseguido

Fui poesía.

Me llamaste verso, porque por ti me hacía poesía. Qué bien lo sabías. Mi piel se tornaba terciopelo, mis pupilas se agigantaban, mis mejillas escupían fuego, mientras mis piernas frente a ti se separaban.   No sabía que mi piel tuviera tantos poros, lo supe cuando empezaron todos juntos, uno a uno, todos ellos, a erizarse. Y es que las yemas de tus dedos eran arte, dibujaban en mi lienzo paisajes brillantes, de purpurina barnizaban mi cuerpo, contigo nada me parecía bastante.     Tan intenso que de haberte quedado más, me hubieras vencido. Pero te fuiste con los brazos en cruz. Así tachaste los poemas que escribimos juntos. Ahora soy como una novela negra, y la poesía me ha abandonado, ya no estoy lo suficientemente radiante para ella.

Muerto

Muerto. Me has atacado. Y yo estaba de espaldas y con el corazón abierto. Aprovechando mi calma, te has abalanzado sobre mí y has quemado la venda que me tapaba los ojos. Qué real es el dolor ahora. Cómo escuece ver tu sal vertida por completo sobre mis heridas, yo que me perdía en tu mar, y eso me mantenía viva. Cómo me abofetean las verdades, ahora que me había acomodado junto a tus mentiras. ¿Cómo puedo echarte de menos si has desaparecido? Porque tú ya no estás. Ni conmigo, ni en ningún otro lado. Quizás suene demoledor, pero en mi mente, te he asesinado: estás muerto. Tan muerto, como el nosotros que formábamos caminando de la mano.     Ya no hay sitio dentro de mí para tu recuerdo. Ocupan demasiado espacio unas letras podridas, enormes, malolientes, que forman la palabra: odio .